En el marco del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, desde PAPEF Andalucía queremos destacar un aspecto crucial para las personas que atraviesan esta enfermedad: la práctica de deporte. El cáncer de mama es uno de los tipos de cáncer más frecuentes en mujeres en todo el mundo, y aunque los avances en el tratamiento han mejorado enormemente el pronóstico, el camino hacia la recuperación puede ser largo y desafiante. En este proceso, la actividad física ha demostrado ser una herramienta poderosa tanto durante el tratamiento como en la fase de recuperación.

Beneficios del ejercicio durante el tratamiento del cáncer de mama


El ejercicio físico es una forma efectiva de apoyar el bienestar físico y mental durante el tratamiento del cáncer de mama. Diversos estudios han demostrado que mantenerse activa puede generar múltiples beneficios para las pacientes, mejorando tanto su calidad de vida como su capacidad para soportar los tratamientos agresivos como la quimioterapia o la radioterapia. Entre los principales beneficios destacan:

  1. Reducción de la fatiga
    La fatiga es uno de los efectos secundarios más comunes del tratamiento del cáncer de mama, afectando hasta al 90% de las pacientes en algún momento del proceso. A pesar de lo que pueda parecer, realizar ejercicio moderado, como caminar, nadar o practicar yoga, puede reducir significativamente este síntoma. Un estudio publicado en The Journal of Clinical Oncology mostró que las mujeres que realizaban ejercicio durante el tratamiento reportaron niveles de fatiga más bajos que aquellas que no lo hacían.
  2. Mejora del estado de ánimo
    El impacto emocional de un diagnóstico de cáncer de mama puede ser abrumador. Ansiedad, depresión y estrés son sentimientos comunes durante el tratamiento. La actividad física ha demostrado ser una gran aliada para mejorar el estado de ánimo, gracias a la liberación de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad. Estudios de la American Cancer Society sugieren que las mujeres que participan en programas de ejercicio regulares durante el tratamiento tienen menos síntomas de depresión y ansiedad.
  3. Control del peso corporal
    Algunos tratamientos, como la quimioterapia o la terapia hormonal, pueden llevar al aumento de peso, lo que puede afectar tanto la salud física como emocional de las pacientes. Practicar ejercicio regularmente ayuda a mantener un peso saludable y a evitar el sobrepeso, que está relacionado con un mayor riesgo de recurrencia del cáncer de mama.
  4. Mejor función cardiovascular
    El tratamiento del cáncer de mama, especialmente la quimioterapia, puede aumentar el riesgo de problemas cardíacos. Sin embargo, la práctica de ejercicio aeróbico moderado ha demostrado ser efectiva para mejorar la salud cardiovascular y reducir estos riesgos. Un estudio realizado por el MD Anderson Cancer Center demostró que las pacientes con cáncer de mama que hacían ejercicio tenían un mejor funcionamiento cardiovascular, lo que es crucial para el bienestar general durante y después del tratamiento.

El papel del deporte en la recuperación post tratamiento


El deporte también juega un papel clave una vez que finaliza el tratamiento, ayudando a las mujeres a recuperar su fuerza física y emocional. Algunos de los beneficios más importantes incluyen:

  1. Recuperación de la fuerza muscular y flexibilidad
    Después de las cirugías o tratamientos como la radioterapia, es común que las mujeres experimenten una pérdida de fuerza muscular, especialmente en la zona superior del cuerpo. Programas de rehabilitación física que incluyan ejercicios de resistencia suave pueden ser de gran ayuda para recuperar la fuerza y mejorar la movilidad.
  2. Reducción del riesgo de recurrencia
    Varios estudios sugieren que el ejercicio regular puede reducir el riesgo de recurrencia del cáncer de mama. Un informe de The National Cancer Institute indica que las mujeres que realizan entre 3 y 5 horas de ejercicio moderado a la semana tienen un 40% menos de probabilidad de que el cáncer regrese en comparación con las mujeres sedentarias.
  3. Mejor calidad de vida
    Recuperar la vida «normal» después del tratamiento puede ser complicado, pero el deporte puede facilitar este proceso. Participar en actividades físicas de manera regular contribuye a mejorar la autoestima, reducir el estrés y aumentar la energía general, lo que favorece una mejor adaptación a la vida después del cáncer.

¿Qué tipo de ejercicio es recomendable?


Es importante que cada mujer hable con su equipo médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, ya que las recomendaciones pueden variar según el tipo de tratamiento y el estado general de salud. Sin embargo, en general se aconsejan ejercicios de bajo impacto como:

Caminar: Actividad aeróbica suave que puede realizarse de manera progresiva, adaptándose a las capacidades de cada persona.
Yoga: Ayuda a reducir el estrés, mejorar la flexibilidad y promover la relajación.
Natación: Es un excelente ejercicio para mejorar la movilidad, especialmente después de cirugías.
Ejercicios de resistencia ligera: Utilizando pesas ligeras o bandas elásticas, ayuda a recuperar la fuerza muscular sin forzar el cuerpo.

El deporte no solo es una herramienta para mantenerse activa, sino que puede ser clave para mejorar la calidad de vida de las mujeres que luchan contra el cáncer de mama. Su práctica controlada y adaptada a cada etapa del tratamiento y recuperación permite reducir los efectos secundarios de la enfermedad y aumentar las probabilidades de una recuperación exitosa.

Desde PAPEF Andalucía animamos a todas las mujeres que enfrentan el cáncer de mama a incorporar el ejercicio físico en su vida diaria, siempre bajo la supervisión de profesionales médicos y adaptado a sus necesidades individuales.