Dejar de hacer deporte puede tener un impacto significativo en la salud física y mental. Aunque todos sabemos lo importante que es mantenerse activo para tener una vida saludable, a menudo nos encontramos con situaciones en las que abandonamos nuestra rutina de ejercicio. Ya sea por falta de tiempo, cambios en nuestras prioridades o por lesiones, el efecto de dejar el deporte en nuestro cuerpo es innegable. En este artículo, vamos a explorar qué le sucede a tu cuerpo cuando dejas de hacer ejercicio y por qué es fundamental retomar las actividades físicas para evitar consecuencias negativas.

Los primeros efectos: ¿Qué pasa al poco tiempo?
Cuando dejamos de hacer deporte, nuestros músculos y sistema cardiovascular son los primeros en notar el cambio. Según un estudio publicado por Harvard Health Publishing, a las 48 horas de inactividad física, el cuerpo comienza a experimentar una disminución en la capacidad aeróbica y en la fuerza muscular. La pérdida de fuerza es más notable en aquellos músculos que no se ejercitan con regularidad.

Además, el sistema cardiovascular, que se ve fortalecido por el ejercicio regular, comienza a perder su eficiencia. El corazón tiene que trabajar más duro para bombear sangre, y la capacidad pulmonar disminuye. Esto hace que actividades que antes eran fáciles, como subir escaleras o caminar largas distancias, se conviertan en un desafío.

Aumento de peso y cambios en la composición corporal
Una de las consecuencias más notables y rápidas de dejar el deporte es el aumento de peso. Cuando dejamos de ejercitarnos, el gasto calórico disminuye, mientras que nuestros hábitos alimenticios no suelen cambiar de inmediato. Esto puede llevar a un aumento de la grasa corporal, especialmente si la dieta no se ajusta a la nueva cantidad de actividad física.

Según la American Heart Association, incluso un par de semanas de inactividad pueden causar un aumento significativo de peso. Los estudios muestran que el metabolismo se ralentiza y la quema de calorías se vuelve menos eficiente. Este aumento de peso, en combinación con la pérdida de masa muscular, puede tener efectos negativos en la salud metabólica, aumentando el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2.

El impacto en la salud mental
La actividad física tiene un impacto profundo en nuestra salud mental. El ejercicio regular promueve la liberación de endorfinas, neurotransmisores que mejoran nuestro estado de ánimo y reducen el estrés. Cuando dejamos de hacer ejercicio, podemos experimentar un aumento en los niveles de ansiedad y depresión, como mencionan expertos de la Mayo Clinic. Además, la falta de actividad física también puede contribuir a una peor calidad de sueño, lo que afecta aún más nuestra salud mental.

Un estudio publicado en JAMA Psychiatry demostró que la falta de ejercicio puede contribuir al desarrollo o agravamiento de trastornos de ansiedad y depresión. Los investigadores encontraron que la actividad física regular es tan eficaz como los medicamentos en algunos casos para el tratamiento de estos trastornos.

La pérdida de flexibilidad y movilidad
El sedentarismo también afecta a la flexibilidad y la movilidad de nuestras articulaciones. Cuando dejamos de movernos, los músculos se tensan y las articulaciones pierden su rango de movimiento. Esto puede generar rigidez y dolor, lo que aumenta el riesgo de lesiones cuando decidimos retomar la actividad física.

Además, el sedentarismo prolongado está vinculado a la pérdida de densidad ósea, lo que incrementa el riesgo de fracturas, especialmente en personas mayores. Según un informe de la National Osteoporosis Foundation, el ejercicio de resistencia y los ejercicios con impacto son esenciales para mantener una buena salud ósea y prevenir la osteoporosis.

¿Es reversible el daño?
Aunque el daño causado por la falta de ejercicio puede ser considerable, la buena noticia es que muchos de estos efectos son reversibles. Según el National Institute on Aging, retomar una rutina de ejercicio, incluso después de un largo período de inactividad, puede mejorar significativamente la salud cardiovascular, aumentar la masa muscular y reducir el riesgo de enfermedades crónicas. La clave está en hacerlo de manera gradual para evitar lesiones y permitir que el cuerpo se adapte.

¿Cómo retomar la actividad física de manera segura?
Si has dejado de hacer deporte y ahora deseas retomar una rutina de ejercicio, es importante hacerlo de forma progresiva. Aquí te dejamos algunos consejos para hacerlo de manera segura:

Comienza despacio: No intentes hacer lo mismo que antes de dejar el ejercicio. Empieza con actividades suaves, como caminar, nadar o andar en bicicleta, y aumenta gradualmente la intensidad y la duración.

Escucha a tu cuerpo: Presta atención a cualquier dolor o molestia. Si sientes incomodidad, es importante descansar y no forzar al cuerpo a realizar ejercicios que puedan causar lesiones.

Varía las actividades: Para evitar lesiones y mantener la motivación alta, alterna entre diferentes tipos de ejercicio. Combina actividades aeróbicas, de fuerza y de flexibilidad.

Consulta con un especialista: Si has estado mucho tiempo sin hacer ejercicio o tienes alguna condición médica, es recomendable que hables con tu médico o con un entrenador personal para desarrollar un plan adecuado a tus necesidades.


Dejar de hacer deporte puede tener efectos negativos en la salud de tu cuerpo y tu mente, desde la pérdida de masa muscular hasta el aumento del riesgo de enfermedades crónicas. Sin embargo, al retomar la actividad física de manera gradual y adecuada, puedes revertir muchos de estos efectos. Recuerda que la clave para una vida saludable es la constancia, y nunca es tarde para retomar el ejercicio.