El ejercicio físico a partir de los 40 es clave. Al alcanzar los 40 años, nuestro cuerpo comienza a experimentar cambios fisiológicos que pueden afectar la salud y el bienestar general.

La masa muscular disminuye, el metabolismo se ralentiza y la densidad ósea puede reducirse. Sin embargo, la incorporación regular de ejercicio físico en la rutina diaria puede contrarrestar estos efectos, promoviendo una vida más saludable y activa.

Beneficios físicos del ejercicio en la mediana edad

Uno de los principales desafíos a partir de los 40 es la pérdida progresiva de masa muscular, conocida como sarcopenia. Esta condición puede llevar a una disminución de la fuerza y funcionalidad, aumentando el riesgo de caídas y lesiones. El entrenamiento de resistencia o fuerza ha demostrado ser efectivo para prevenir y tratar la sarcopenia, mejorando la masa y fuerza muscular, y contribuyendo a una mayor independencia funcional .

Además, el ejercicio regular ayuda a mantener la densidad ósea, reduciendo el riesgo de osteoporosis y fracturas. Actividades como caminar, correr o levantar pesas estimulan la formación ósea y fortalecen el esqueleto.

Prevención de enfermedades crónicas

La actividad física regular es una herramienta poderosa para prevenir enfermedades crónicas comunes en la mediana edad, como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 e hipertensión. El ejercicio mejora la salud del corazón, regula los niveles de azúcar en sangre y ayuda a mantener un peso corporal saludable.

Incluso pequeñas cantidades de actividad física pueden tener un impacto significativo. Un estudio publicado en JAMA Internal Medicine certificó que añadir solo 10 minutos de ejercicio moderado a diario podría prevenir más de 110,000 muertes al año en adultos mayores de 40 años en Estados Unidos.

Mejora de la salud mental y cognitiva

El ejercicio no solo beneficia al cuerpo, sino también a la mente. El ejercicio físico realizado de forma regular se asocia con una mejor salud mental, reduciendo los síntomas de depresión y ansiedad, y mejorando el estado de ánimo y la calidad del sueño.

Además, el ejercicio desempeña un papel crucial en la salud cognitiva. Estudios han demostrado que la actividad física aumenta la plasticidad neuronal, mejora la función ejecutiva y puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Recomendaciones para comenzar

Para aquellos que buscan incorporar el ejercicio en su rutina diaria, se recomienda comenzar con actividades de bajo impacto, como caminar, nadar o andar en bicicleta. A medida que se gana confianza y condición física, se pueden incluir ejercicios de resistencia, entrenamiento de fuerza, resistencia, y actividades que mejoren el equilibrio y la flexibilidad, como el yoga o el tai chi.

Es importante consultar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, especialmente si se tienen condiciones médicas preexistentes. Un enfoque personalizado garantizará que el ejercicio sea seguro y efectivo, como es el caso de las UAEFs establecidas en los distintos municipios de Andalucía.

En definitiva, el ejercicio físico regular a partir de los 40 años es esencial para mantener la salud física y mental, prevenir enfermedades crónicas y promover una vida activa e independiente. Incorporar la actividad física en la rutina diaria no solo mejora la calidad de vida, sino que también puede prolongarla. Es nunca demasiado tarde para comenzar; el momento ideal para empezar es ahora.